viernes, 11 de mayo de 2012

LA PRIMERA MUJER QUE TOMÓ PARTE EN UNA OLIMPIADA FUE CONDENADA A MUERTE. 10-05-2012

¡Hola a todos/as! Nos encontramos a pocos días de la celebración de unos nuevos Juegos Olímpicos. En esta ocasión, Londres acogerá las Olimpiadas de 2012. Os dejo esta noticia, para que se pueda comprobar los obstáculos innecesarios que se han colocado durante la historia a determinados grupos sociales. En este caso, la barbaridad se comete ante una mujer. 


En el Templo de Hera, en la ciudad de Olimpia, se enciende hoy la llama olímpica que iniciará el recorrido hasta llegar a Londres el 27 de julio y dar comienzo los Juegos Olímpicos de Londres 2012.  


Los Juegos Olímpicos en la época clásica se disputaban en Olimpia cada cuatro años u olimpiada desde el 776 a.C. hasta que el emperador Teodosio los abolió en 394. Los hombres griegos y libres, en representación de diversas ciudades estado, competían en diferentes pruebas por la gloria; en palabras del poeta Píndaro: 
 el vencedor, el resto de sus días, tendrá una dicha con sabor de mieles. 


Una saga de estos triunfadores la inició Diágoras de Rodas, que falleció mientras era llevado en hombros por sus hijos, Diamageto y Acusilao, celebrando el triunfo de éstos. También vencerían Dorieo, otro hijo de Diágoras, y los nietos de éste Eucles y Pisírodo.


Las mujeres tenían prohibido asistir y participar en las Olimpiadas, pero Calipatira, hija de Diágoras y madre de Pisírodo, decidió que no se iba a perder el día que su hijo triunfaría. Así que, se vistió con las ropas de los entrenadores y consiguió colarse. Tal y como ella había soñado, su hijo consiguió hacerse con la victoria pero, llevada por su alegría, saltó la valla para felicitar a su hijo y la ropa se quedó enganchada… Calipatira quedó desnuda frente a todos. Según las reglas de las Olimpiadas, el castigo para las mujeres que infringiesen la ley sería ser despeñadas por el monte Tipeo.


En honor a su padre, hermanos e hijo, campeones olímpicos, los jueces le perdonaron la vida. Además, desde aquel momento se promulgó una nueva norma que obligaba a los entrenadores a ir desnudos, igual que los atletas, para que no volviese a ocurrir.
Fuente: De banquetes y batallas – Javier Murcia Ortuño